Hubo una época en que a un GRAN HOMBRE con un ALMA INMENSA, le importaban los marginados, los enfermos, los presos, las prostitutas, los sin techo.
Ese señor llegó aquí, a Arcos a finales del siglo XVI y cambió para siempre la historia de nuestra ciudad, recaudó limosnas para hacer la obra social más grande: El Hospital de San Juan de Dios, que aún hoy funciona.
Entonces como ahora, el camino no fue fácil, no estaba lleno de pétalos de rosas, sino de espinas. Han pasado los años y vemos que nos hemos quedado dormidos, porque creemos que sólo por nacer ya tenemos derecho a vivir y a que nos lo solucionen todo, pero no, sabemos que no es así, todo lo que queramos nos va a costar un esfuerzo y merecerá la pena, porque nadie nos va a dar nada y hoy, desde hace más de treinta años, nacer y morir en Arcos es un accidente, pero debemos remediarlo.
Mirad sólo una cosa, cuando alguien de nuestra familia enferma y la llevamos a un hospital...¿Cuánto dinero tiramos en la carretera? En nuestros vehículos, en autobús o en taxis... en almuerzos, en cenas, en hospedajes. Solamente con ese dinero ya tendríamos para empezar el camino y ahorraríamos un tiempo precioso, el que tiramos en la carretera.
Desde aquí os invitamos a que meditemos y pongamos nuestro granito de arena, todos los vecinos, colectivos, empresarios y hermandades de Arcos. Hagamos una cuenta clara, con unos objetivos y una linea de ruta.
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